12/05/2008

Dejemos que el imbecil muera


Mi mente me repite, “recuerda maldito niño,
que si el sol desaparece tu vida volverá a ser oscura”,

cada vez que desgarro la felicidad, el cielo se parte,
así como desgarré la tierra y pude ver los cielos del infierno,

por favor corta mis manos que todo lo destruyen,

limpia mi ojos para que todo lo contemplen.

Dejarte volar hacia lo profundo del mar,
esperando verte volver trayendo mis manos,

libres de culpa, libres de errores, libres de mis huellas,

violéntame de paz y ahógame de ilusiones.

Dejemos que el imbecil muera,
debo cerrar los ojos y callar para renacer,

dejemos que mi ego se consuma,

tuviste que despedirte de mi desgastado ser,

solo así podremos destruir al que se apodero de mi.


Cuando el viento deje de silbar las tristes tonadas,

podrás volver por mi,

cuando el cielo cure sus heridas podré mirarte de frente,

cuando halla acallado mi alma, podré hablarte en silencio.


Cuando todo esto pase seremos eternos,

libres y semibéstias,
y podremos girar y girar,

así como giran las horas, los años y tu nombre,

y podré abrazarte sin miedos, sin temores,

y hacerte bailar, con las manos al cielo pinchando estrellas,

balanceando la luna hasta marearnos,
mordisqueando frases hilarantes,

dando gracias al pasado.