5/29/2012

Tick y Tack

1,2 o 3 pasos hacia quien sabe dónde, tal vez yendo o quizás viniendo, la desagradable sensación de la paranoia de las manos mojadas, la presión me consume  a cada segundo, en cada gota que cae desde el infierno, en cada palabra que he callado... el calor me aborda mientras la agitación me congela... Tick y Tack continúan acosándome, a lo lejos... a veces junto a mí y a veces a mi lado. Recuerdo ese cosquilleo juvenil cuando el nerviosismo se hacía presente, ese mismo cosquilleo que hoy me produce ganas de amputarme los brazos, de cortarme la mente… ¿será la edad del viejo culiao?, ¿será el Otoño  omnipresente?, ¿será la presión del estancamiento?.

 1,2 o 3 pasos hacia atrás con la mirada de frente, con la constancia de una brisa furtiva, que me lleva cada vez más cerca de la nada.

1,2 o 3 pasos hacia delante mirando al pasado, con el altruismo del que espera nada pero lo desea todo, con la esperanza del que aborrece el amanecer, con la convicción del que ya nada le importa.

5/14/2012

Pertenencia circunstancial

En mi visita fugaz a la tierra del sol eterno descubrí mi no pertenencia absoluta, si bien se apoderó de mí la emoción perplejamente alegórica con que me saludaban en las calles ofreciéndome más que su amistad, la emoción de recorrer las calles y desiertos de mi adolescencia me hacia reconfirmar mi sentimiento de no pertenencia a un lugar en especial, ahora mas bien me siento un ciudadano de la circunstancia, representado por una bandera tornasol que se adapta al lugar en que habito en el momento, me agrada la idea de migrar de ciudad en ciudad luego de unos cuantos pasos del sol, pero lo que no me agradó fue la idea de tener que volver a vivir a un lugar del que ya partí, lo siento un retroceso, una vuelta atrás sin mas, volver a recorrer calles que ya conozco de memoria y las que no conozco aún así se llegar a ellas… estando allá sentí la necesidad de partir en la fecha acordada por mi y mi libertad, pero ahora como un golpe directo en la frente llega a mi el recuerdo de que no soy completamente libre, mi sentimiento paternal aún me encadena y me obliga cada cierto tiempo a engañar a la brújula y tomar el camino en el que mi sangre se dirige, no es una obligación pero si es una decisión difícil, ellos aún no dirigen sus rumbos por cuenta propia y mientras no puedan hacerlo yo seguiré su camino como si de una caravana se tratase.
Es por eso que deberé tomar todo lo que me encantó, todas las gotas de lluvia que colgaron de mis pestañas, todas las hojas que bailaron con el viento otoñal, todo aquello que me enamoró y guardarlos en una cajita en un lugar fresco y seco, cual estante de seguridad con la leyenda “Rompa el vidrio en caso de melancolía”, de una forma u otra el Norte me secuestra y esta vez no puedo negarme, así que meteré mis mil historia en una mochila la echaré a mi espalda y partiré rumbo al Sol, de espaldas a la Luna.