12/01/2011

El amor de Schrodinger


Con el peligro de convertirme en sal, y ante el temor de tropezar de nuevo con la misma piedra, volver a caer y recoger del suelo mis dientes de tiza, manzana y tabaco, con el temor de ser feliz infantilmente, creyendo, confiando y entregando lo poco y nada que de inocencia me queda, con la mochila cargada de recuerdos que nunca boté, que nunca deje de lado, con la voluntad de rebobinar… y limpiar, - por que borrar seria perder, y perder nos cosa de solo decir “lo perderé”, lo que llega a tu vida ahí queda, para siempre, algo así como “lo que se vive en las Vegas, se queda en las Vegas” - recuerdo cuando decía “sé quién soy, y eso me deja tranquilo”, error (otro mas), a menos que fuese un ermitaño viviendo en la luna y me nacionalizara plenamente como Selenita. No solo basta con saber quién soy, también entre otras cosas es necesario saber ¿con quién estas?, ¿de quienes te rodeas?, ¿a quienes le confías tus bienes más preciados?, aquellos que solo la tristeza es capaz de hacer salir a flote, de sacar a la palestra, la vida es comunión social, independiente de si te gusta o no, uno no puede elegir a quién odiar o a quién amar, el que te toca, te toca, como la familia… como aquel tío borracho-jugoso, que aun que molesto, aprendes a tolerar. Si uno pudiera elegir a quien amar seriamos una mierda adoradora del platonismo, de los que sabemos son inalcanzables, y nos restringiríamos, dejaríamos de ser humanos, soñadores y creadores, nos conformaríamos con el cinismo Católico y eso, eso si no puedo permitírmelo, eso no.

Una vez más me fui por las ramas, una vez más desvarié en mis escritos (aun que mal escritos, son sinceros) , ¿Qué nos deparan los hechos?, ¿podremos desafiar la Quántica?, - si te miro produzco algo, si no lo hago de igual manera lo produzco, pero de maneras altamente paralelas... he llamado a mi “fijación” por ti, “el amor de Schrodinger” - mientras no abramos la caja no sabremos si el amor esta vivo o está muerto -.

Creo que esta vez lo apostaré todo, jugaré a los dados, y por la mierda NO le digas a “Dios” como jugar sus dados.